viernes, 23 de octubre de 2009

CONVERSACION EN LOS BAÑOS DEL RESTAURANTE DE MICHEL ENTRE OLIVIER MERCIER Y ANTOINE DUMET

Antoine: Joder Olivier, cuéntame ahora que estamos a solas.

Olivier: ¿De qué me estás hablando Toni? No hay nada que contar.

Antoine: No me jodas Oliv, no me tomes por un imbécil. Yo no soy como los chicos y lo sabes bien. ¿Has visto los bóxer Armani que me he comprado?

Olivier: Ya no tienes edad para esas mamarrachadas Toni. ¿Es para tu mujer que te los has comprado?

Antoine: A lo mejor son para la tuya. Se tiene que aburrir un rato mientras tú estás en viaje de negocios.

Olivier: ¿Sabes lo que siempre he admirado de ti Antoine?

Antoine: A ver.

Olivier: Tu sutilidad.

Antoine: Me estás liando Olivier. Vamos dime, ¿qué va a pasar con las empresas de Pascal?

Olivier: Me vas a dejar mear tranquilo. Ya te he dicho que yo no sé nada.

Antoine: ¿Ah no? Pues vaya mierda de portavoz de la familia que eres. ¿Lo haces sólo para salir en el telediario? Venga ya, que te conozco desde que no tenías pelos en los huevos. Soy yo Oliv. ¿Tenía Pascal algún negocio poco claro entre las manos?

Olivier: Toni, no hay nada, créeme. Pascal no tenía más trapos sucios que tú o yo y esos los conoces mejor tú que yo. Las empresas están limpias. Las obras las ha ganado siempre siendo el más barato, nunca ha untado la mano de nadie, al menos que yo sepa. Bueno a parte de las cenas y los trajes. Y poca cosa más. Pero para llegar a ser el más competitivo no ha hecho muchos amigos en el camino. Ya sabes lo agarrao que era. Todas las obras tenían que ser para él. Pisando al que hubiera que pisar. Aunque luego no pudiera cumplir porque le saliera un mejor contrato. Lo que quiere la familia es liquidar todas las querellas pendientes y después decidir qué hacer con las empresas. Lo más seguro vender. ¿Tú ves a alguno de sus hijos tomar la dirección del grupo? Lo van a vender todo, se van a fundir las ganancias, y en cinco años están llamándonos al móvil para pedir un puesto de directivo en alguno de nuestros negocios. Eso es lo que hay, o te lo crees o te vas al infierno, a mí me da igual.

Antoine: ¿Entonces dejamos a las empresas de Pascal irse al garete?

Olivier: Yo no he dicho eso.

Antoine: Claro que no lo has dicho, eso es lo que me inquieta. Olivier, de verdad, quién se va a quedar con las empresas de Pascal.

Olivier: La mayor parte se la va a quedar Elodie.

Antoine: ¿Elodie? ¿Se le ha dejado todo a Elodie? Menudo cabrón este Pascal. No me lo puedo creer.

Olivier: Si pararas un segundo de decir sandeces y ese tiempo lo dedicaras a pensar a lo mejor dejarías de ser el cretino que eres. Pascal ha dividido sus empresas en tres partes más o menos iguales y ha dado una a cada uno de sus hijos y la tercera a Elodie.

Antoine: De acuerdo, ¿y después?

Olivier: Elodie le compra su parte a Marc, la de Jean François no es interesante, se ha llevado la morralla.

Antoine: ¿Y con qué dinero?

Olivier: Una parte se le presta el banco.

Antoine: ¿Y la otra?

Olivier: La otra se la presto yo. Pidiendo un crédito claro.

Antoine: Olivier, no te estarás tirando a Elodie.

Olivier: Ya no te aguanto más. Una cosa te digo Toni, como abras la boca una sola vez te hundo. ¿Me entiendes?

Antoine: Sí, te entiendo, ven no te vayas, qué ganas tú en esta historia, Olivier, ¡Olivier!

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