jueves, 1 de abril de 2010

ASAMBLEA GENERAL DE ABD AL-RAHMAN UNA SEMANA ANTES DE LA MUERTE DE PASCAL MONTORO

Daniel
 
     Antes que nada os recuerdo que esta es una reunión de crisis y, como tal, debe permanecer secreta. Cada uno podrá decir lo que quiera, sabiendo que si no lo dice ahora quizá no tendrá otra oportunidad de hacerlo. De lo que decidamos esta tarde depende el futuro de Abd al-Rahman que es lo mismo que decir que son nuestros futuros los que están en juego.
     Las decisiones se tomarán, como siempre hemos hecho, por mayoría, y deberán ser aceptadas por todos.
El que no esté de acuerdo con estas reglas todavía está a tiempo de retirarse, sin ningún riesgo de perder nuestra amistad, pero conociéndoos como os conozco, sé que ninguno abandonará el barco.
     Miaole ha insistido en hacer la reunión en su casa porque es el lugar más discreto que podemos encontrar, y no os preocupéis por su abuela porque no va a entender ni una palabra de lo que digamos, ¿verdad abuela? Ya lo veis.
     La situación es la siguiente, no tenemos ninguna obra en encargo, el recurso que hemos puesto en el ayuntamiento por la adjudicación de la obra de la rue de la révolution puede tardar meses en resolverse y nuestra empresa por la que hemos sacrificado todo, no resistirá una semana más sin ingresos. La pregunta es ¿qué hacemos? ¿Quién quiere hablar el primero?

Djibril

     Hay que matar a Pascal Montoro.

Daniel

     ¿Alguna otra propuesta?

Yusuf

     Me parece que estamos empezando por el final. Primero habría que discutir donde podemos encontrar trabajo para Abd al-Rahman, Montreuil no es el centro del mundo, hay cantidad de comunas alrededor. O podemos declararnos en quiebra y cada uno irse a buscar trabajo por su cuenta. Después tendríamos que ver las ventajas y los inconvenientes de cada opción…
     De acuerdo, no me miréis así, ya sé que ninguno quiere ir a buscar trabajo por su cuenta. Sí, ya sé que fui yo quién os habló de Abd al-Rahman, que él nunca dejó de luchar, pero estamos hablando de matar, ¿Cuántos de vosotros habeis matado ya a un hombre? Y además no es un cualquiera, es un hombre importante, la policía no dejaría de investigar hasta que no encontraran al asesino. Y que nos dice que cuando Montoro desapareciera no aparecería otro tiburón como él para quedarse con nuestras obras…

Djibril
 
     Hay que cargárselo, no nos queda otra.

Miaole

     Sí nos queda otra, siempre queda. Un amigo mio acaba de abrir un restaurante, necesita un cocinero. Pero yo no quiero ir a freír nems. Eso sería huir. Y separarnos, y Yusuf ha dicho cientos de veces que por separado no valemos nada.
    Yo no sé cómo se mata a un hombre, pero alguna manera habrá de aprender, en internet debe haber algo.

Djibril

     Entonces, ¿estamos de acuerdo?

Daniel

     La verdadera pregunta no es si somos capaces de matar a Montoro, lo que os tenéis que preguntar cada uno de vosotros es si estáis dispuestos a correr el riesgo de caer más bajo de donde estáis ahora. Miaole tiene razón, siempre existe una alternativa. Y no os creáis nunca que ya habéis tocado fondo, no os imaginais lo que habría dado yo por ser cocinero en un restaurante chino cuando estaba en el trullo. Asesinato quiere decir mentiras, noches en vela, reproches, y la cárcel no os liberará de todo eso. Seguiréis pensando en Montoro mientras os de por culo un tipo que a lo mejor tiene el sida. Y cuando os ofrezcan heroína para olvidar, no olvidaréis. Y cuando salgais, si no habéis acabado antes colgando de un cinturón, nadie os mirará como a un héroe por haber matado a una escoria, seréis un marginal hasta que seais capaces de mentir de nuevo, y vuelta a empezar.
     Eso es lo que os tenéis que preguntar.

Djibril

     Por lo que a mi concierne, no creo que haya muchos en la cárcel que tengan ganas de darme por culo, y además no he hecho otra cosa en mi vida que tocar fondo y casi siempre por culpa de tipos como Montoro. Mi conciencia será un peso si le dejamos vivir, no si le matamos. Yo voto por matarle.

Miaolé

     La abuela me ha dicho que tome la decisión que tenga que tomar sin pensar en ella. Yo soy el más joven del grupo por lo que soy el que más riesgo corre pero me da igual, no he recorrido medio mundo para meterme en una cocina, ya os lo he dicho muchas veces. Yo voto por matarlo.

Yusuf

     Yo estoy en contra, pero aceptaré la decisión de la mayoría. Supongo que si hemos llegado a este punto es por todas las historias que os metido en la cabeza. Si Allah ha querido que escucharais mi mensaje es porque sabía que un día tendríamos que tomar una decisión todos juntos. Ojalá que tomemos la decisión acertada, y si alguno tiene que sufrir condena por nuestro crimen, yo seré quién irá a la cárcel por haber malinterpretado los designios de Allah.

Daniel

     No hace mucho tuve un sueño.
     Subía por una escalera excavada en la piedra del pequeño acantilado que llevaba del puerto pesquero a mi casa. Era un lugar donde yo nunca he estado y aún así, sabía que había subido esa escalera cientos, miles de veces, pero aquella noche, sin saber por qué, la subía mirando hacia arriba. El Cinturón de Orión dominaba, en el centro de mi mirada, una noche de millones de estrellas, sin luna, y sin brisa.
     La escalera ascendía, peldaño a peldaño, al cielo nocturno más puro que mis ojos me han permitido contemplar en tantas noches de insomnio forzado. La mitad del cielo que escondía el acantilado se iba descubriendo con cada paso. Jamás, jamás te digo, he vuelto a vivir la sensación de estar caminando así hacia las estrellas. Tuve la impresión que Saturno iba a aparecer en lo alto del camino, a tan poca distancia, que pudieran tocarse sus anillos con la mano.
     Nada existía alrededor, ni el pueblucho, ni el puerto, ni el mar hasta el horizonte. Ni la tierra bajo mis pies. Todo, las penas y las alegrías, quedaba atrás.
     La ultima huida. La definitiva. Se acabaron las carreras, el miedo a la policía, se acabaron los escondites y los interrogatorios.
     El Universo como último refugio. El regreso al origen de todo.
     Y seguí subiendo aquella jodida escalera hasta llegar al saliente de arriba del todo, y detrás, detrás,… detrás estaba mi casa y no Saturno. Tal y como la había dejado. Y la escalera se acabó y el Universo seguía tan lejos como siempre había estado. Y el puerto abajo del acantilado, y el mar hasta el horizonte, y la tierra bajo mis pies.
     Los días de Pascal Montoro están contados.

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